Al ver tu mail, al observar tu frase, me quede de piedra, patidifuso, confuso…
El corazón de piedra que tengo, se convirtió en piedra picada, en arena triturada de cantera.
Se aceleró mi ritmo cardíaco, aumentó mi frecuencia respiratoria.
Es que eras tú, sí, sí, tú.
La keka de las idas y venidas.
La keka de los encuentros y desencuentros.
La keka del calor ecuatorial y del frio polar.
La keka de las risas y los llantos.
Es que eras tú, sí, sí, tú.
Yo, mármol de Carrara, allí donde los romanos buscaban su yacimiento, mármol sin vetas, de grano fino con aspecto arenoso, mármol que utilizó Miguel Angel en su Obras Maestras.
Yo, yo, el mármol….me deshice, me fundiste, me licué.
Solo, fue una frase tuya, solo fuiste tú, sólo eras tú.
Es que eras tú, sí, sí, tú,
Hadamus, mármol licuable (véase el libro de instrucciones)
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