Solo, de soledad absoluta, como absorbiendo los silencios, estoy esta mañana tras el vidrio de una ventana acerrojada.
Miro sin ver un paisaje que languidece a la distancia.
Árboles de pie porque no saben morir de otra manera; caminos rectos que se vuelven sinuosos al vapor de mi respiración; cielo lleno de tormentas que no se dejan ver.
El frío de la habitación me invade por dentro y me recorre por fuera. Es un frío intenso, despiadado, descarnado de toda encarnadura, inhumano como todo frío que se regodea de sí.
Busco un trazo de calor y no lo encuentro.
Busco una mirada compasiva y sólo hay ojos cerrados.
Cierro los míos y el día se diluye en una melodía opaca que me ciega.
No sé si es el principio del fin o solamente el fin.
Hadamus (posiblemente un chico poco cuerdo, pero solo posible).
Hadamus (posiblemente un chico poco cuerdo, pero solo posible).
No hay comentarios:
Publicar un comentario