Hoy me he levantado pronto. Tengo la gran suerte de vivir cerca de la naturaleza y que una de mis ventanas esté orientada a un monte.
La he abierto y dejado que una bocanada de aire fresco penetrara en mi alcoba. Al sentir como inundaba el habitáculo, he cerrado los ojos y me he dejado acariciar por ella. El viento, me venia de cara y traía con él un fugaz olor a campo, a naturaleza, a vida.
Acto seguido, me he dirigido a mi armario buscando en él mi ropa deportiva. Me he vestido para la gala matinal, cogido mi iPod con la selección musical del día y partido hacia la rué.
Al llegar a ella, he puesto el ruidoso mundo en off. Auricular derecho, auricular izquierdo, play e inicio de mi danza urbana.
Hoy he seleccionado un camino para correr, que transita paralelo a un río. Es poco frecuentado (más allá de jóvenes enamorados a la luz de la luna). Me gusta el paisaje que diviso cada vez que practico deporte por esta ruta.
Me sentía bien, estaba bien, vivía bien. Los metros de mi andadura se iban acumulando detrás de mí. A escaso inicio de mi tarea, observo a dos jóvenes con algo en la mano junto a un muro. Conforme me aproximo a ellos, veo que tienen sujeto por sus extremidades superiores varios sprays aerosoles de pintura. Postrada en el suelo, yacía una bolsa de plástico blanca con dichos artilugios de gamberradas, en todos los colores del arco iris.
Si saber porqué, me detengo ante la presencia de ellos y doy al stop de mi iPod.
Los dos jóvenes, me miran de forma inquisidora y guardan sus pinturas en la bolsa.
Uno de ellos, el más mayor, aunque a ojo de buen cubero estarían entre 15 y 16 primaveras, me dice: colega qué miras?. Yo sin saber porqué y a razón de qué, contesto: me molan vuestras pinturas!. Los jóvenes, se miran entre ellos y en este caso, el más pequeño le dice al otro: este pavo está pirao, vamonos brother.
El más longevo de los dos, dice: yo paso tío, que no hemos ni empezao y quiero hacerlo hoy que luego viene mi vieja y a ver donde guardo yo estos potes. Se gira a mí y me dice con voz forzada de mal actor: oye pavo pírate y continúa con tu royo.
Siguiendo sin saber, les digo: que ibais a pintar en el muro?. El imitador de chico duro me dice: vamos a dejar nuestra huella con un dibujo y con nuestras firmas, arte underground, colega!
Hechizado sin razón, sin lógica y sin pensamiento, les digo: os compro los
Sprays!!. Los jóvenes, se miran entre ellos con cara de incredulidad y el machote, me pregunta: pavo tú estás loco no?. Sin pestañear, sin dejar ni el paso de un leve suspiro entre la terminación de la frase del chico, contesto: Sí, estoy loco... con pose sería e incluso sobreactuada por parte mía.
El pequeño de los dos, a iniciativa propia y sin consultar con su compañero de hazañas me dice: 25 pavos y son tuyas!!. El "grande", entra en la subasta y dice: pero de qué vas brother o paga 30 trompos o no le doy na!.
Yo suelo salir a correr con una pequeña carterita donde solo llevo mi documento de identidad y un billete de 50 euros plegado. Deslizo mi mano hacia el pantalón, bajo la cremallera del bolsillo y extraigo mi cartera.
Subo la oferta, 50 pavos por la pintura!!, vozarreo mientras extiendo mi brazo hacia ellos con el billete en la mano. Antes de llegar a la extensión total de él, el mayor de ellos me lo quita de la mano.
Con cara de niño de noche de Navidad, se dirige entusiasmado a su "brother": tíoooo este pavo está colgaooo, 50 trompos!!! Dale la puta bolsa!!!
El pequeño, la deja en el suelo y ambos salen a paso ligero sendero arriba.
Me aproximo a la bolsa, miro en su interior y saco todos y cada uno de los aerosoles. Levanto mi mirada y observo el lienzo. Un muro virgen de hormigón, huérfano de pintura de entre todos los demás hermanos de pared, los cuales lucían sus mejores trajes y vestiduras.
Sitúo de forma lineal y paralela al muro, todos los sprays en orden de calidez de colores. Pulso el play de mi iPod y empiezo la función.
Empecé por tus ojos, era lo que primero quería ver plasmado, era lo que primero quería sentir. Cuando gozaban de luz y vida propia pensé: estos son los ojos de mi nena, hablan sin palabras e hiptonizan sin péndulo...son los ojos en los que me gustaría navegar, sin mar, sin agua, sin barco y sin saber nadar....
Luego proseguí con la fisonomía de tu cara y tu cabello, ayyy tu cabello... No te puedes ni imaginar las noches y los días que te he soñado. Dormido y despierto, sereno y deambulante, vivo y muerto. Esos hilos de seda fina, se deslizaban entre mis dedos, me olía la mano después de tocarte para olerte a ti, me hacías cosquillas en mi pecho cuando dormías apollada en él después de hacer el amor....
El reloj, consumió los minutos, los devoró. Pero estabas allí, la nena, mi nena. La que me roba sin querer el sueño, el hambre y en ocasiones la respiración. Es que eras tú, sí, sí, tú.
Ahora serías la reina del sendero, la guapa del barrio de los muros de hormigón...
Y lo mejor de todo...es que te podré ver cuando no estés. Te podré ver aunque no vengas. Te podré ver aunque no quieras. Te podré ver, te podré ver...
Firmé mi obra con tu nombre, junto con el epígrafe: "la nena de mis amores y desamores".
Hadamus, descubriendo su faceta "underground".
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